El Parque Nacional Lanín inicia un ambicioso plan para proteger la flora altoandina
El Parque Nacional Lanín puso en marcha un proyecto de conservación de largo plazo enfocado en el ambiente altoandino y su flora, un ecosistema frágil y poco estudiado que representa el 11% de la superficie del área protegida, es decir, unas 46.000 hectáreas ubicadas entre los 1600 y 3760 metros sobre el nivel del mar.
El plan, titulado “Puesta en valor del ambiente altoandino y su flora en el Parque Nacional Lanín”, tendrá una duración de siete años y será llevado adelante por un equipo técnico del Departamento de Conservación y Manejo junto a referentes de las zonas norte, centro y sur del parque.
Zonas de estudio y objetivos
El trabajo de campo se desarrollará en sectores clave como el cordón de Ruca Choroy, el cerro Escalonado (en el este del parque) y los cerros Acol y Liuco (en el oeste), con el fin de comparar la riqueza florística entre las montañas orientales y occidentales.
Desde la Administración de Parques Nacionales explicaron que los ecosistemas de alta montaña en la Patagonia están escasamente investigados y que comprender su complejidad es fundamental para su conservación, especialmente frente a amenazas como el cambio climático, incendios, eventos deportivos masivos y el aumento del trekking de altura.
Impacto del turismo y la fragilidad del ambiente
Durante el verano, cuando la flora altoandina se encuentra en su fase más activa y vulnerable, el incremento de actividades como el senderismo, el pernocte en altura o las carreras de trail running puede causar daños irreparables.
“Conocer la flora altoandina nos permite valorar estos espacios y disfrutar de la montaña con responsabilidad”, indicaron desde el Parque Nacional. “Los impactos, muchas veces invisibles al ojo, pueden tardar años en revertirse o ser directamente irreversibles”.